Igualdad en el trabajo.

Con motivo de la exposición ‘Algunos Techos Rotos’, el Club de Creativos organizó un coloquio sobre ‘Mujer y liderazgo profesional’ en el que participaron dos de las 30 mujeres representadas en la muestra, Adela Asua e Inés Alberdi, altos cargos del Tribunal Constitucional y de la ONU, respectivamente, y dos de las creativas que han trabajado en las piezas, Marga Castaño, de Apéritif, y Ana Hidalgo, de Miami AdSchool.

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El coloquio lo inició la periodista Pilar Portero, que actuó como moderadora, con una pequeña introducción en la que dio algunas cifras para situar la escasa presencia que todavía tiene la mujer en el entorno laboral de nuestro país. Dijo, por ejemplo, que aunque las mujeres están más formadas (el 60% de licenciados son mujeres), cobran un 23% menos que los hombres. Que solo hay un 20% de mujeres en los consejos en las empresas del IBEX, pese a que existe una propuesta de la Unión Europea para que esa cifra alcance el 40% en 2020; que en publicidad solo hay un 20% de mujeres en puestos de responsabilidad; que el Congreso cuenta actualmente con 138 diputadas frente a 232 diputados o que únicamente hay un 26% de mujeres en puestos directivos, cuando son más del 50% en la población. “Se habla mucho de igualdad, pero estas son las cifras”, apostilló. Y añadió: “en lugar de lamentarnos me gustaría que la propia experiencia de cada una de vosotras (las participantes en el coloquio) sirva de aliciente y sea un espejo en el que mirarse”.

Les pidió entonces que recordaran alguna situación en la que hubieran sentido que por ser mujeres había sido más difícil avanzar:

Ana Hidalgo dijo no haberse sentido nunca marginada por ser mujer. “La que más me he limitado he sido yo misma a la hora, por ejemplo, de hacer networking. Nadie te dice ‘no vayas’ sino que somos muchas veces nosotras las que renunciamos voluntariamente a hacerlo”, comentó.

Inés Alberdi, socióloga y catedrática de universidad y en su día directora del Fondo de Naciones Unidas para las Mujeres (UNIFEM), recordó una anécdota de cuando comenzó a trabajar en la Universidad que, según dijo, fue muy informativa para ella, pero también muy instructiva para los estudiantes que la protagonizaron. Contó que cuando estaba esperando en un aula, acompañada de una administrativa de la Universidad, a que llegaran los alumnos de un seminario que iba a impartir, abrieron la puerta dos estudiantes, se asomaron y dijeron ‘aquí no hay nadie’. “Para ellos fue una manera de reconocer que muchas veces a las mujeres no las vemos. Aún así, tengo que decir que, desde entonces, en nuestro país el cambio ha sido espectacular: la manera de pensar de los chicos y chicas jóvenes de hoy en día no tiene nada que ver con la de los años 70, cuando yo empecé en la Universidad”, señaló.

Esther Valdivia, presidenta de la publicación Mujeres a Seguir, dijo no tener ningún recuerdo de discriminación. “He tenido mucha suerte con mi familia y en mi profesión. En este sentido, creo que son fundamentales la educación, la familia y el entorno en general. A mí me inculcaron que tenía que ser independiente”.

Marga Castaño, directora creativa, recordó que se sintió un poco marginada cuando hace años trabajaba para un cliente del mundo de la banca. “Tenía una reunión semanal con doce señores del banco. La primera hora se la pasaban siempre hablando de caza, mientras yo miraba a la pared”.

Adela Asua, hasta el pasado marzo magistrada y vicepresidenta del Tribunal Constitucional y actualmente catedrática de Derecho Penal en la Universidad del País Vasco, recordó que aunque su vocación era la de estudiar Medicina, como por aquél entonces no había Facultad de esta carrera en Bilbao, donde ella residía, tuvo que decantarse por el mundo del Derecho. “Ante el abismo de quedarme parada, elegí lo primero que tenía a mano y estudié Derecho a regañadientes”, comentó. Porque, en aquella época, si alguien tenía que estudiar fuera en una familia numerosa como la suya eran los chicos. Recordó también que cuando empezó a trabajar en un despacho, si algún día faltaba la secretaria, se daba por hecho que cuando llegara una visita era ella la que tenía que abrir… “Tengo la convicción de que aunque muchas veces nos autolimitamos por razones familiares, a veces, paso a paso y llevando la mochila con equilibrio, se consiguen cosas”, dijo. “Aún así”, añadió, “la visibilidad sigue siendo todavía hoy un problema: no se nos ve cuando estamos y tampoco cuando hay que elegir cargos de responsabilidad, algo que en mi profesión queda reflejado en el hecho de que aunque haya un 60% de mujeres jueces, solo sean un 12% en el Tribunal Supremo”.

Hacerse notar

A la pregunta de ¿qué tiene que hacer una mujer que es líder para hacerse notar?, Inés Alberdi respondió que lo fundamental era trabajar para que eso sea menos raro. “Hacer redes de mujeres, apoyar a las jóvenes que tienen aspiraciones, trabajar para que no haya carreras más masculinas que femeninas. Desde la infancia los diferentes roles todavía se siguen transmitiendo. Todos tenemos bastante inculcada una idea de qué es un camino exitoso para las mujeres, bastante diferente a lo que es para los hombres. Por eso, siempre que veamos un éxito en las mujeres creo que habría que hacer campaña a favor de ello”, apuntó.

Alberdi comentó también que las mujeres empresarias, por su propia experiencia, suelen tener menos tendencia a excluir en sus equipos a mujeres jóvenes (que puedan optar por tener familia). “Por eso es más frecuente que una mujer a la hora de seleccionar vea el valor y la brillantez de la candidata, en lugar de preocuparse por si va o no a ser madre. La experiencia de sus propias dificultades les hace más comprensivas con las mujeres a la hora de tener que elegir. De igual manera, cuando hay una directiva se contrata a más mujeres y se hacen más políticas de conciliación en la empresa”.

Ana Hidalgo, por su parte, señaló que la posibilidad de conciliar depende mucho del tamaño de una empresa. “No es igual trabajar en una multinacional de otro sector que en publicidad, donde es verdaderamente complicado. Yo creo que nuestro sector es de los más complicados para conciliar”.

Para Marga Castaño es un círculo vicioso. “O abandonas o te sacrificas. Y a veces muchas veces somos las mujeres las que decidimos no optar a determinados puestos…”

Adela Asua apuntó que las mujeres que se dedican a otras profesiones tienen el mismo problema para conciliar. “La sociedad tiene que asumir lo que antes hacían las mujeres. Y son las asociaciones de mujeres las que deben impulsar que esto ocurra. Habrá que formular algo distinto. Tenemos que cambiar el chip para que se produzcan estos cambios”, afirmó.

Valdivia comentó que es la legislación la que debe apoyar a la mujer a la hora de conciliar. “Tiene que cambiar para que los hombres participen cada vez más en el cuidado de los hijos”, dijo.

Otro de los factores que, según Ana Hidalgo, ha frenado también la incorporación del la mujer al trabajo ha sido la crisis económica. “Se han recrudecido las condiciones laborales y encima es más difícil acceder al trabajo”.

Valdivia destacó la importancia de animar a las niñas a hacer carreras técnicas. “Tenemos que perder el miedo. Darnos visibilidad y contar los ejemplos que existen. Educar en la igualdad desde el colegio”. A lo que Inés Alberdi añadió: “cuanto más se vea a las mujeres que han hecho cosas importantes, más se animarán las niñas a seguir su ejemplo. Lo de los modelos es muy importante. En este sentido, los medios de comunicación deben dar más visibilidad a las mujeres de éxito para que se reconozca más su talento. Hacer valer a las que destacan. Hay que seguir con las asociaciones, luchar por los cambios y las cuotas. Es cierto que 35 años atrás había menos mujeres en la universidad, en la política, en los puestos de dirección. Hemos avanzado pero no hemos llegado a lo que queremos y debemos seguir peleando. Pero debemos ser optimistas y alegrarnos de los logros que se han conseguido”.